Millones son los que conocen la capacidad adictiva de un juego online, donde la pulsion de la competitividad hace desear que nuestro avatar se desarrolle y ganarle a los demás. Porque no trasladar eso a la vida de los pubers y adolescentes. En este mundo virtual (y no tan virtual) uno gana puntos de experiencia en ambas vidas. Para conseguirlos uno debe desde asistir a cursos presenciales o no, leer un libro, ver alguna película, etc. Cada cosa debe enriquecer a cada persona para el resto de su vida, dentro de su educación formal y no formal.
De los logros los chicos conseguirían premios como entradas al cine, a espectáculos, alquiler gratis de la canchita de fútbol, conocer a tu actor favorito, a Messi!, etc. Los centros sociales del barrio, colegios, bibliotecas adjudican los puntos en el sistema.
Una escusa para sacarlos de la calle.